Sabemos que es una misión imposible. Que la maquinaria oficial tiene experiencia y medios de sobra para arrollarnos. Pero no nos importa. Como ocurre en cualquier Campeonato, es imposible ganarlo en el primer concurso, lo único que puedes conseguir es echarlo por la borda. Creemos firmemente que es imprescindible que la gente de los bolos tenga una alternativa a la hora de escoger, que se vea que los bolos no son algo monolítico e inamovible, que tras tantos años ya huele a rancio y hay que abrir un poco las ventanas.

Pero para ello necesitamos la ayuda de todos: peñas, árbitros, monitores y jugadores. Monitores si así lo considera oportuno nuestra Consejería, ya que he solicitado que se contemple esa figura en nuestra Asamblea. Al igual que he pedido que ajuste el número de asambleístas con el único fin de acercarlo a la realidad y facilitar la alternancia democrática. Cincuenta miembros son demasiados para los pocos que quedamos. Quizá tenía sentido cuando se contaba con 8.000 licencias. Pero ahora que a fuerza de benjamines (299, cifra oficial de la FCB) y aficionados (265) a duras penas sobrepasamos las 2.000, carece de sentido práctico sobredimensionar la Asamblea.

Necesitamos peñas modestas, de las que ahora mismo se plantean cómo seguir jugando el año que viene. Peñas cansadas de cargar con tanto gasto innecesario que solo sirve para mayor gloria de los que buscan multiplicar artificialmente el número de partidos. Peñas que no tengan trato preferente por pertenecer a una asociación privada. Peñas que no tengan miedo a las represalias.

También necesitamos árbitros, de los que quieren saber cuáles son los criterios que se usan para pertenecer a uno u otro grupo, de los que piensan que merecen ser tenidos en cuenta y que, a pesar de cumplir correctamente su labor, no están dispuestos a dorar la píldora a nadie a cambio de un trocito del pastel.

Y, por último, también nos hacen falta jugadores. Pero de los que no se deben a sus peñas. De los que piensan de manera autónoma y que a la hora de tomar decisiones no preguntan a sus presidentes cuál es su parecer. Necesitamos jugadores hartos de sacar las bolas cuando mas frío hace y de que, ahora que disfrutamos del mejor clima, las bolas ya estén guardadas a la espera de los nuevos fríos del invierno que viene. Hartos de ser discriminados y ver como algunos deciden que ellos no comen igual que los ases y que sus coches no consumen lo mismo que los de los grandes.

Si alguien se siente identificado y osa dar un paso al frente, sabe de sobra que será bien acogido. Si se siente identificado pero teme las consecuencias, que acuda a las urnas allá a principios de Octubre. La tarea es imposible y yo solo puedo garantizar dos cosas: que no vamos a ganar y que estoy dispuesto a ser el primero en hacer lo que mejor se me da: recibir palos. Yo pongo las mejillas y las espaldas. Al menos, cuando, lleguen las elecciones, la gente de los bolos podrá elegir. Cuando perdamos, respetaremos el resultado, pero que nadie espere un paso atrás, este es tan solo el primero de una serie con un solo objetivo: devolver los bolos a sus gentes.